DaFranco

Visité el restaurante gracias a que una amiga estaba celebrando su cumpleaños allí; salí encantada. Degusté los raviolis rellenos de zapallo y no es joda que son los más deliciosos que he probado hasta el momento: 10/10! Mi única incomodidad es que fueron pocos jajaja. Por otro lado, la música de ambiente y atención fueron excepcionales. Definitivamente los tomo en cuenta para otra ocasión🌙

desafortunadamente este lugar tiene todas las características para el fracaso, la atención raya en lo fastidioso, no te dejan llegar y ya te están preguntando que quieres, con un seguimiento cada 5 minutos, una atención intensa y pésima. comida más que mediocre, igual que las bebidas , estacionamiento limitado a valet con costó. Hay demasiadas opciones a escoger para uno conformarse con este pésimo lugar.

excelente la comida italiana es como si la hiciera tu mamá es muy casera . y la atención del dueño es única. la lasaña de berenjena es brutal y el osobuco 100 de 100. totalmente recomendado

De mis restaurantes Italianos Favoritos y los considero de altisimo nivel por encima de Muchos restaurantes de misma comida en Panama, un super agradable ambiente, en cuanto al servicio y a mi parecer y opinion particular ha decaido un poco, si bien no es mala, si no eres cliente habitual o compinche de los dueños eres uno mas del monton, otra cosa a considerar es el Aire Acondicionado, esta al minimo requerido y cuando uno come en mi caso particular, sudo y es bastante desagradable, es una lastima que estos pequeños detalles que para algunos pasen desapercibido o no sean importantes pero crea que a la larga pesa mucho, todo esto lo digo como critica constructiva.

From the moment I sank my teeth into the creamy, dreamy piquillo peppers stuffed with goat cheese, I knew DaFranco was a culinary destination. This appetizer was a symphony of flavors, a perfect prelude to the main event. But oh, the pasta ragu di maiale! It was an absolute revelation. The pasta was cooked to perfection, the pork was melt-in-your-mouth tender, and the sauce was a rich, savory masterpiece. The Panzerotti was another standout, hearty and satisfying. To top off this unforgettable meal was the tiramisu, a light and airy cloud of deliciousness. But the true gem of DaFranco is the owner, Franco himself. His passion for food and his heartwarming stories made the experience even more special. His mother’s sauce, he said, was the secret ingredient to their incredible dishes, and I wholeheartedly believe it. Looking forward to returning soon.