Villa Ana 1928

Me encantó, el concepto de no tener celular es buenísimo, la atención es super personalizada, el menú aunque corto, es muy bien explicado por los meseros, el sitio es super lindo y con mucha historia, la cual es contada por sus meseros, tiene diferentes ambientes que lo hace un sitio especial y para celebraciones importantes, cuenta con una terraza que tiene linda vista, con un bar muy acogedor que hará la experiencia muy grata, para los amantes del puro también pueden encontrar buenos puros y complementarlos con algún destilado.

This is a relatively new restaurant in Casco. It is located in a recently renovated old town house. The renovation was beautifully done. The service was excellent. The food was good but not exceptional considering the prices. The atmosphere is excellent. in light of the cost I will not rush back for a second meal. They do have valet parking. one other thing they insist you phone be put in a sealed container. I found that to be very annoying.

Un lugar de excepción realmente. Fuera del tiempo, celebrando el rico patrimonio cultural e arquitectónico de Panamá. Cabe destacar la atención por los detalles en la restauración. Vamos a lo esencial: la comida. A pesar de unos detalles me encantó la experiencia. Un ceviche de corvina delicioso y croquetas de seren con langosta. Perfecto. El medallón de mero quedó perfectamente cocido y sazonado. El servicio muy atento y servicial a pesar de unos errores de juventud, diría yo, que fueron compensados por gestos comerciales bienvenidos. Decepcionado por el postre Tatín de piña. La Tatín tiene una masa de hojaldre rico en mantequilla que tiene una estructura alveolada ligera y crujir. Nada de eso en mi caso. Fue una falta de trabajo de la masa o un problema de temperatura en el horno pero el resultado no estuvo a la altura de la experiencia global. Visiten los diferentes niveles de la casa , son un encanto. Y la terraza con su vista espectacular merece una foto que Villa Ana le manda por mail, ya que su celular está en una fundita. Otra joya en el casco

Es un lugar excepcional en la mitad de la plaza de la catedral. Exquisitamente decorado y con un salón de jazz con cómodas sillas de cuero y un balcón apto para un buen cigarro para el plus café. La comida lamentable no estaba a la par del servicio y la experiencia, pero como aún es ralitivamente nuevo, vamos a darle un par de meses de acoplo antes de volver a visitarlo.

La villa es mágica. La terraza con una linda vista de la plaza Independencia. Buen servicio. Pero la comida no es al nivel esperado. Platos muy regular y algunos sin mucho sabor. Los precios son demasiado altos.